Arquitectura

 El Museo, por fuerza, se ha ido convirtiendo en un itinerario a través del tiempo, como ocurre con el resto de la ciudad. Los edificios que hace más de tres décadas vienen ocupando el MAMC, están en la lista de los más antiguos y emblemáticos de la ciudad. La sede conformada por: una edificación construida en la segunda mitad del siglo XVII, cuando Cartagena era el bastión del Imperio Español en América; y la otra, construida a finales del siglo XIX con las bodegas. El proyecto de acondicionar el edificio para Museo, fue realizado por los arquitectos Gastón Lemaitre y Manuel Delgado, e inaugurado en diciembre de 1979. La segunda etapa fue una ampliación en la década de los 80´s en el edificio republicano construido a finales del siglo XIX.

El Museo en 1977 se trasladó del Salón Vicente Martínez en la actual Alcaldía de Cartagena, a la bodega de época colonial. Este con las características de una construcción colonial que exhibe la conjunción de ladrillo y argamasa evoca el pasado, mientras el arte moderno, nos habla de presente y de futuro. La casa de al lado: otro almacén, construido a finales del siglo XIX, también de amplias proporciones, que había sido utilizado por el Banco de la República para guardar sacos de sal. En este espacio, llamado republicano, se alojan exposiciones temporales; la tienda y, en el segundo piso, el área de conferencias que lleva el nombre del acuarelista Hernando Lemaitre.

No hay duda de que el torrente de metáforas visuales que permite la ciudad subrayan la conexión que existe entre la institución desafiando el tiempo de lo colonial, a un largo camino a través de los años de República. Por ende, es la articulación de cómo se ha concebido el museo en las cualidades del espacio otro acercamiento para identificar que éste posee unas dinámica que en el tiempo lo transporta hasta el presente, las cuales convergen la suma de contenidos (colecciones) y continente (edificio).

Estos edificios abovedados que se destinaron al almacenamiento de 

mástiles, velas y otros arreos propios de la navegación, con una altura de más de doce metros, se levantan al lado del Baluarte de San Ignacio, que remata la muralla por el sudeste, con acceso por el segundo piso del Museo. A su vez, la edificación se integra al conjunto monumental al hallarse la fachada del convento  adyacente a la iglesia San Pedro Claver.

El MAMC acoge el corazón emocional de la ciudad, por sus características, le permite a quienes lo visitan inmiscuirse en un puerto, como son las viejas bodegas y observar, además de la colección que resguardan unos muros centenarios, la mampostería tradicional cartagenera.